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        "Soñar no cuesta nada...Mientras los sueños permanezcan 
        en su lugar. Cuando se intenta hacerlos realidad, pueden lograrse o no, en algunos 
        casos con mucho esfuerzo, en otros...hasta puede costar la vida misma".
 
 
 1971 - Carta
 
          
        “Una vez más el destino ha puesto sobre mis hombros 
        una tarea difícil. Voy a dedicar el último tercio de mi vida a levantar 
        un Departamento de Cirugía Torácica y Cardiovascular en Buenos Aires. 
        Ese departamento estará dedicado, además de la asistencia médica, a la 
        educación de postgrado con residentes y fellows (becarios), a cursos de 
        postgrado en Buenos Aires y en las ciudades más importantes del país, y 
        en la investigación clínica. Créame, yo seré el hombre más feliz del 
        mundo si puedo ver en los años por venir una nueva generación de 
        Argentinos que trabajen en distintos centros del país resolviendo los 
        problemas a nivel comunitarios y dotados de conocimientos médicos de 
        excelencia. Yo sé de todas las dificultades que afrontaré porque ejercí 
        la profesión anteriormente en la Argentina. Yo sé que estoy emprendiendo 
        un camino dificultoso. Usted tal vez recuerde que Don Quijote fue 
        español.” (párrafo de la carta de renuncia a la célebre Cleveland 
        Clinic- 1971) 
          
          
          
        
  
          
          
        
        
 
        2000 - Carta
 “Si se lee mi carta de renuncia a la Cleveland Clinic, está claro que 
        mi regreso a la Argentina (después de haber alcanzado un lugar destacado 
        en la cirugía cardiovascular) se debió a mi eterno compromiso con mi 
        patria. Nunca perdí mis raíces. Volví para trabajar en docencia, 
        investigación y asistencia médica”. (carta póstuma Julio de 2000)
 
 
 
          
          
          
        Podía haberse quedado en los Estados Unidos, si su 
        objetivo hubiera sido el dinero. También podía haberse quedado si su 
        objetivo hubiera sido desarrollar un proyecto profesional de excelencia. 
        No hay duda que quedándose donde estaba, no debería golpear ninguna 
        puerta de dudosos funcionarios para llevar adelante sus proyectos de 
        medicina. Tenía a su disposición todo lo que necesitaba para continuar 
        lo que hubiera deseado hacer. Se lo hubieran llevado hasta su puerta. Se 
        lo ofrecieron, no se deja partir a un profesional de sus condiciones. 
        Pero su sueño era realizar el proyecto en su país.No desconocía los inconvenientes a los que debería enfrentar, tal vez 
        los subestimó, o pensó que por ser un profesional de renombre y 
        reconocimiento mundial, lo que podía hacer en varios países del mundo, 
        con algún esfuerzo mayor, lo podría hacer en su país. Se equivocó. Su 
        vida la destinó a la medicina, y no a estudiar los oscuros intereses que 
        rigen en un alto porcentaje el aspecto comercial de la misma.
 
 Regresó a su país, un país que puede fagocitar a sus personajes más 
        ilustres, si estos no se suman al sistema. Un sistema perverso, que no 
        se detiene ante ningún reconocimiento mundial que pueda tener cualquiera 
        de sus miembros. No importa las intenciones, deberá respetar el sistema 
        y plegarse al mercantilismo del mismo. En esto si, el sistema exige 
        “respeto”.
 
 
 2000 - Carta
 
          
        “Volví para trabajar en docencia, investigación y 
        asistencia médica. La primera etapa en el Sanatorio Güemes, demostró que 
        inmediatamente organizamos la residencia en cardiología y cirugía 
        cardiovascular, además de cursos de post grado a todos los niveles. Le 
        dimos importancia también a la investigación clínica en donde 
        participaron la mayoría de los miembros de nuestro grupo. En lo asistencial exigimos de entrada un número de camas para los 
        indigentes.. Así, cientos de pacientes fueron operados sin cargo alguno. 
        La mayoría de nuestros pacientes provenían de las obras sociales. El 
        sanatorio tenía contrato con las más importantes de aquel entonces.
 La relación con el sanatorio fue muy clara: los honorarios, provinieran 
        de donde provinieran, eran de nosotros; la internación, del sanatorio 
        (sin duda la mayor tajada).
 Nosotros con los honorarios pagamos las residencias y las secretarias y 
        nuestras entradas se distribuían entre los médicos proporcionalmente.
 Nunca permití que se tocara un solo peso de los que no nos correspondía.
 A pesar de que los directores aseguraban que no había retornos, yo 
        conocía que sí los había. De vez en cuando, a pedido de su director, 
        saludaba a los sindicalistas de turno, que agradecían nuestro trabajo.
 Este era nuestro único contacto.
 A mediados de la década del 70, comenzamos a organizar la Fundación. 
        Primero con la ayuda de la Sedra, creamos el departamento de 
        investigación básica que tanta satisfacción nos ha dado y luego la 
        construcción del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular.
 Cuando entró en funciones, redacté los 10 mandamientos que debían 
        sostenerse a rajatabla, basados en el lineamiento ético que siempre me 
        ha acompañado.
 La calidad de nuestro trabajo, basado en la tecnología incorporada más 
        la tarea de los profesionales seleccionados hizo que no nos faltara 
        trabajo, pero debimos luchar continuamente con la corrupción imperante 
        en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a 
        nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza).. 
        Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, 
        como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno. Así, obras 
        sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al 
        Instituto.
 ¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los 
        sindicalistas de turno!
 Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean 
        fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que corresponde a 
        la atención médica”.
 
 “En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos que 
        recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta 
        extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer”.
 
 “Quizá el pecado capital que he cometido, aquí en mi país, fue expresar 
        siempre en voz alta mis sentimientos, mis críticas, insisto, en esta 
        sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan hasta el hartazgo, 
        mientras la mayoría vive en la miseria y la desesperación. Todo esto no 
        se perdona, por el contrario se castiga.
 Me consuela el haber atendido a mis pacientes sin distinción de ninguna 
        naturaleza. Mis colaboradores saben de mi inclinación por los pobres, 
        que viene de mis lejanos años en Jacinto Arauz.
 Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía 
        Don Ata.
 No puedo cambiar.
 No ha sido una decisión fácil pero sí meditada..
 No se hable de debilidad o valentía.
 El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me 
        voy de la mano”.
 “Estoy tranquilo.. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó 
        como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, 
        pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así”.
 (carta póstuma Julio 2000) (*)
 
 La obra de sus sueños le llevó la vida. La dignidad y la honradez, 
        individualmente, hacen más vulnerables a las personas ante la 
        corrupción, que actúa en forma corporativa.
 El estado fue indiferente ante el “proyecto Favaloro”, quien renunció a 
        ganar en EE.UU., cifras millonarias en dólares, para desarrollar en 
        Argentina, su país, la medicina de excelencia, desde una organización 
        sin fines de lucro.
 No era dinero lo que buscaba su Fundación, por eso, tampoco era dinero 
        lo que dejaba al sistema. .
 El Estado no pidió que hiciera lo que hizo, pero hubiera valido la pena 
        ayudarlo. Los políticos tienen una visión tan amplias para tantas cosas, 
        y tan corta para otras.
 Las repercusiones que se produjeron en el momento de su muerte en la 
        dirigencia política y empresarial, fueron de incredulidad sobre sus 
        motivos, a formales expresiones de reconocimiento y duelo, exentas de 
        autocrítica. Luego, hasta ahora, el silencio...un vergonzoso silencio. 
        De los manejos en el tema de salud que cita en sus cartas, nunca hasta 
        hoy, se hizo investigación alguna.
 El impacto por la pérdida del Dr. René Favaloro, debido a los elevados 
        valores morales, éticos y profesionales que exhibió a lo largo de su 
        vida, y por su trágico final, será duradero en la sociedad, entre todas 
        las personas que valoran y se identifican con estas actitudes. Las 
        razones que han trascendido sobre los motivos de su suicidio hacen de 
        éste una deuda muy difícil de saldar.
 
          
        Nota 
        publicada por la revista LinkPilar en Agosto de 2009 
          
        Fuentes consultadas
 http://www.opisantacruz.com.ar/home/2009/07/10/la-ultima-carta-de-rene-favaloro/6769
 
        http://www.perfil.com/contenidos/2009/07/25/noticia_0045.html
 
        http://www.fundacionfavaloro.org/home/index.htm
 
        http://www.portalplanetasedna.com.ar/favaloro.htm
 
          
          
        (*) 
        Texto completo de la carta póstuma del 
        Dr. René Favaloro  
        (ver) 
          
          
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